LA PODEROSA PALABRA DE DIOS

LA PODEROSA PALABRA DE DIOS
UNA LUZ DE ESPERANZA

martes, 18 de mayo de 2010

LA ORACIÓN SE CONVIRTIÓ EN UN RITO

Se establecieron las palabras y formas de oración, y luego simplemente se leyeron o repitieron de memoria. Las oraciones se convirtieron fácilmente en un rutina, un ejercicio religioso semiconsciente, se podían recitar sin que el individuo participara mental o apasionadamente.
Las oraciones rituales más comunes fueron el Shema (una composición de frases escogidas de Deuteronomio 6:4-9; 11:13-21 y Números 15:37-41) y el Shemoneh ´esray ("los Dieciocho"), el cual incorporaba 18 oraciones para diversas ocasiones. Ambas debían ofrecerse todos los días, sin importar dónde estaba la que gente o qué estaban haciendo. Los judíos fieles oraban todas las 18 oraciones del Shemoneh ´esray cada mañana, tarde y noche.
Tres actitudes básicas caracterizaban a la gente que ofrecía oraciones rituales formalizadas. Aquellos judíos que tenían corazón sincero usaban el tiempo de oración para adorar y glorificar a Dios. Otros recitaban las palabras entre dientes, de manera indiferente y superficial con la mayor rapidez posible. Otros, como los escribas y los fariseos, recitaban meticulosamente las oraciones, asegurándose de articular cada palabra y sílaba perfectamente.
La oración no es un acto de lucimiento intelectual y mucho menos una demostración de oratoria que el hombre posee. El orar en dialogar con Dios con un corazón sincero y humillado; que con temor y temblor se presenta ante su Señor y Salvador pidiendo siempre que en Su nombre el Padre haga su voluntad.
Una vez me toco escuchar ha algunas personas que al parecer le estaban predicando a Dios, recitando los versículos con la mayor elocuencia posible y la mejor exposición teológica. Que grueso error es creer que por la mayor locuacidad que el hombre lleve su oración, Dios más le escuchara.
Es una vil y mala copia de las oraciones que los fariseos y escribas realizan en las esquinas para ser vistos por todos los hombres. Nuestro Señor Jesús nos enseño que ellos ya tenía su recompensa.
Los líderes religiosos apreciaban las oraciones largas, creyendo que la santidad y efectividad de una oración estaban directamente relacionadas con su duración. Jesús advirtió en contra de los escribas que, "como pretexto hacen largas oraciones" (Marcos 12.40). Aunque una oración larga no es necesariamente poco sincera, sí se presta a tendencias religiosas peligrosas como la pretensión. repetición y la recitación de memoria. Nosotros sujetos a las mismas tentaciones hoy en día, confundimos con demasiada frecuencia el uso de palabras rebuscadas con la importancia, y a la duración con la sinceridad.
Los escribas y fariseos hipócritas oraban por la misma razón que hacían todo lo demás: Llamar la atención y buscar que se les dé honra. Esa fue la esencia de su justicia, la cual Jesús dijo que no entraría en su reino (Mateo 5.20).
A simple vista, la condenación de Jesús a la práctica de la oración parece ser injustificada. Desde luego que no había nada de malo en estar de pie y orar en las sinagogas. Estar de pie era la posición más común para orar en la época del Nuevo Testamento, y en la sinagogas eran los lugares más apropiados y lógicos para ofrecer oraciones públicas. Mientras que la oración fuese sincera, era apropiada. Aun la práctica de orar en "las esquinas" no era errónea en sí, ese en realidad era un lugar normal para orar. A la hora designada para orar, los judíos devotos se detenían dondequirea que estuviesen, aun si se encontraban caminando por la calle.
La verdadera maldad de estos adoradores hipócritas, sin embrago, no fue el sitio donde llevaban a cabo sus oraciones, sino su deseo de exhibirse "para ser vistos por los hombres". La palabra griega que quiere decir "calle" se refiere a una que es amplia y en una esquina. (Actualizando el lugar, estamos hablando de una calle o avenida principal. Es por allí donde pasa la mayor cantidad de personas, lo cual es lugar estrategicamente muy bueno para ser observado) Los escribas y fariseos tuvieron como propósito orar donde la muchedumbre tenía más posibilidades de reunirse. Cualquiera que fuese el lugar que les pudiera brindar exponerse a un público más numeroso, allí se encontraban estos hipócritas.
En su deseo de exaltarse a sí mismos ente sus compañeros judíos, los escribas y fariseos resultaron culpables de orgullo. (El horrendo virus del orgullo religioso= es igual a creerce los mejores, los únicos y que sólo ellos tenían la verdadera práctica de la piedad)Eran como el fariseo de la parábola de Jesús que "de pie, oraba consigo mismo" (Lucas 18:11). Dios no participaba de su actividad piadosa. En consecuencia, ellos ya "tenían su recompensa". Puesto que sólo estaban preocupados por la recompensa que los hombres pudieran darles, eso fue todo lo que ellos recibieron.
Es imperativo que tomemos muy serio la advertencia de Jesús en Mateo 6:5. Desarrollar intimidad con cualquier persona requiere franqueza y sinceridad, y eso desde luego, se aplica a nuestra relación con Dios. Si alguna vez quiere experimentar poder y pasión en su comunicación con el Señor, usted y yo debemos empezar asegurándonos de que nuestras intenciones sean como las del publicano en (Lucas 18: 13-14), quien se acercó a Dios con una actitud humilde y penitente.
Además leamos (Mateo 6:6). Ese debe ser nuestro modelo a Seguir, porque Jesús nuestro Señor y Salvador lo enseño.
"La oración honra a Dios; y deshonra a uno mismo". Los escribas y los fariseos nunca comprendieron esta verdad, y me temo que así es también con la mayor parte de la iglesia de hoy en día. (Pastor y autor E.M. Bounds. siglo XIX)
DIOS ES AMOR, CRISTO VIENE- MARANANA - SHALOM

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